Lo que hay que saber sobre el coronavirus
23:00 · 19 de febrero de 2023

COVID persistente y Pos-COVID: consecuencias a largo plazo de COVID-19

Una infección por coronavirus, tanto grave como leve e incluso inadvertida puede tener consecuencias de largo plazo para la salud. Aquí le ofrecemos más información sobre las posibles consecuencias persistentes de la infección por SARS-CoV-2.

COVID persistente

Las enfermedades víricas pueden ser traicioneras. A veces las personas sufren síntomas mucho tiempo después de haber superado una infección. Efectos a largo plazo se conocen también de otras enfermedades infecciosas (gripe española, MERS, SARS), pero estudios recientes sugieren que los efectos a largo plazo tras una infección por coronavirus son más frecuentes y duran más que, por ejemplo, tras una gripe. El coronavirus se considera un virus multiorgánico, es decir, que, además de los pulmones, ataca muchos órganos, tales como los riñones, el corazón, el hígado y el cerebro.

De falta de aire a fatiga: posibles síntomas de una COVID persistente

La COVID-19, una enfermedad causada por el coronavirus, y los trastornos de salud a largo plazo observados en relación con la infección o la enfermedad son actualmente objeto de intensivos estudios.

En octubre de 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la primera descripción de casos con consecuencias a largo plazo de la enfermedad COVID-19 (Pos-COVID-19). Además, 16 sociedades médicas bajo el liderazgo de la Sociedad Alemana de Neumología y Medicina Respiratoria (DGP) han elaborado una guía para profesionales médicos sobre la COVID persistente y la Pos-COVID. Sobre esa base se formuló una directriz para pacientes que describe los síntomas comunes de la COVID persistente y la Pos-COVID y explica qué pueden hacer los afectados, aunque, según los autores, mucho se desconoce todavía.

Algunas personas infectadas se percatan poco o nada de su infección por coronavirus. Si la evolución de la enfermedad es leve, la COVID-19 puede durar unas dos o tres semanas. La duración de la enfermedad varía mucho de una persona a otra y también depende, por ejemplo, de si ya ha sido vacunada contra la COVID-19. Se estima que la fase aguda de la enfermedad puede tener una duración de un máximo de cuatro semanas. En los casos graves, la fase aguda puede durar el doble. Cuando son necesarios tratamientos intensivos se observan a menudo secuelas a largo plazo específicas en diversos órganos. También los pacientes con una evolución menos severa pueden seguir teniendo síntomas o desarrollar nuevos síntomas más allá de la fase aguda de la enfermedad. Dependiendo del tiempo que duran los síntomas, se habla de “COVID persistente” o “Pos-COVID”:

  • “COVID persistente”: los síntomas posteriores a una infección o enfermedad no han desaparecido aún cuatro semanas después.
  • “Síndrome Pos-COVID”: más de doce semanas después de la infección o enfermedad persisten síntomas o aparecen síntomas nuevos que no pueden explicarse por otras razones.

A menudo se trata de molestias inespecíficas, tales como agotamiento constante (fatiga), dificultad para respirar y problemas de memoria o concentración (“neblina mental”). Otros síntomas comunes son: tos, dolor torácico, dolores musculares, trastornos mentales tales como depresión o ansiedad, trastornos del olfato y el gusto, trastornos del sueño, trastornos del habla y fiebre. También en las formas leves de la enfermedad es posible que se produzcan daños orgánicos, por ejemplo, en el corazón, los pulmones, los riñones y el cerebro. Además, la pérdida del gusto y el olfato –un síntoma típico de la enfermedad COVID-19– puede continuar mucho tiempo después de la recuperación. Es decir, las alteraciones de salud observadas tras la fase aguda de la enfermedad incluyen síntomas muy diferentes. Aún no se dispone de datos fiables y representativos sobre la proporción de pacientes con secuelas a largo plazo. La Sociedad Alemana de Neumología y Medicina Respiratoria (DGP) estima que hasta un 15 % de todos los pacientes padecen COVID persistente y un 2 %, Pos-COVID.

Fatiga: agotamiento progresivo

La fatiga se define como un agotamiento rápido y grave. La fatiga suele ser un síntoma acompañante de enfermedades crónicas tales como el cáncer o el reumatismo. La fatiga también puede aparecer después de infecciones víricas como la COVID-19. Las causas aún no están claras en detalle. A menudo no es el propio virus el responsable, sino el sistema inmunitario, que aún no se ha calmado tras la infección.

Factores de riesgo de COVID persistente

Hay indicios de que enfermedades crónicas y psicológicas previas, así como un curso grave de COVID-19 favorecen la aparición de una COVID persistente. Además, la COVID persistente parece darse más asiduamente en personas jóvenes y de edad media y en individuos socialmente desfavorecidos. Las mujeres parecen desarrollar COVID persistente con más frecuencia que los hombres. Otros factores de riesgo son una infección previa por el virus de Epstein-Barr y una diabetes mellitus preexistente. Las personas que trabajan en profesiones sanitarias también parecen tener un mayor riesgo de infección por SARS-CoV-2 y, por lo tanto, también de COVID persistente. En este artículo puede informarse sobre experiencias en Alemania en relación con la COVID persistente.

Estudio: la vacunación contra el coronavirus puede proteger también de efectos persistentes

Los resultados del “Zoe-COVID Study” publicados en la revista “The Lancet Infectious Diseases” sugieren que las personas totalmente vacunadas no sólo están protegidas contra una evolución grave de la COVID-19, sino, en caso de una infección tras la vacunación, también contra consecuencias a largo plazo.

Estudio: también la vacunación posterior a una infección puede mitigar las consecuencias de largo plazo

Según un metaestudio de la autoridad sanitaria británica UK Health Security Agency (en inglés), en el que se resumieron 15 estudios, las personas vacunadas enferman con menos frecuencia de COVID persistente tras una infección por coronavirus que las no vacunadas. Ello sigue siendo válido seis meses después de la vacunación. Además, hay indicios de que también las personas no vacunadas que desarrollaron COVID persistente tras una infección y fueron vacunadas posteriormente también se benefician de la vacunación: en promedio desarrollaron menos síntomas de COVID persistente y menos graves que las personas no vacunadas.

Niños y COVID persistente: primeros resultados

La COVID persistente también puede darse en niños y adolescentes. Sin embargo, aún no está claro con qué frecuencia y gravedad se ven afectados. Los resultados de los estudios son en parte contradictorios.

Según la Asociación de Pediatras y Médicos de Adolescentes, resultados de primeros estudios sugieren que los niños con evoluciones graves de COVID-19 también pueden padecer síntomas persistentes tales como fatiga, problemas de concentración o dolores musculares. Según un artículo publicado en la revista “Nature”, estadísticas de Inglaterra muestran que alrededor del diez por ciento de todos los niños y adolescentes de hasta 16 años seguían presentando al menos un síntoma de la enfermedad cinco semanas después de haber sido diagnosticados de COVID-19. Datos procedentes de Rusia indican que uno de cada cuatro niños tratados en hospital seguía presentando síntomas cinco meses después del alta.

Sin embargo, varios estudios más amplios, entre otros uno del Hospital Pediátrico Universitario de Dresde, en el que se compararon diferentes síntomas en niños con y sin infección por SARS-CoV-2, sugieren que no existen diferencias significativas entre esos dos grupos de niños. Una conclusión podría ser que, además del propio virus, también las medidas de control de la pandemia (como el cierre de escuelas y las restricciones de contacto) desempeñan un papel y están relacionadas con trastornos de salud en los niños.

En general, sin embargo, sobre la propagación y el tratamiento de la COVID persistente en niños y adolescentes aún hay muchas preguntas sin respuesta. Varios proyectos de investigación, entre ellos el proyecto “LongCOCid” de los hospitales universitarios de Magdeburgo, Jena e Ilmenau, financiado por el Ministerio Federal de Educación e Investigación de Alemania, intentan encontrar respuestas. Por ejemplo, “LongCOCid” está estudiando si los niños y adolescentes corren especial riesgo de desarrollar alergias y enfermedades autoinmunes después de una COVID persistente. Más información puede hallar aquí.

Cuidados tras COVID persistente: del consultorio médico al grupo de autoayuda

Todavía no están claros muchos aspectos de los síntomas persistentes de COVID-19 ni de los daños a largo plazo. Simultáneamente, se están tomando medidas para ayudar a los afectados y adquirir más conocimientos. El primer punto de contacto para los pacientes con COVID persistente suelen ser sus médicos de cabecera. Generalmente están bien conectados con especialistas, pudiendo así garantizar una atención ambulatoria interdisciplinaria. En algunas regiones existen ya además consultorios de médicos de cabecera y especialistas en COVID a los que pueden dirigirse especialmente los/las pacientes con síntomas persistentes.

Además, en particular algunos hospitales universitarios ya han creado consultorios ambulatorios para atender especialmente a pacientes con COVID persistente.

Todavía no existe una terapia causal ni para la COVID persistente ni para la Pos-COVID. Actualmente, el tratamiento está orientado a los síntomas. Por ello, la rehabilitación desempeña un papel especial en relación con la COVID persistente. Dado que a menudo se ven afectados varios sistemas de órganos, en el tratamiento suelen intervenir varias disciplinas médicas, especialmente medicina general, pediatría y neumología, neurología, psicosomática, psiquiatría y psicoterapia. El Grupo Federal de Trabajo para la Rehabilitaciónofrece una visión general de las clínicas que ofrecen tratamientos de rehabilitación en caso de COVID persistente y Pos-COVID. La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ofrece un folleto de información sobre la rehabilitación y el postratamiento de COVID persistente.

También existen grupos de autoayuda. Un panorama general de las iniciativas ofrece el sitio web del Centro Nacional de Contacto e Información para la Promoción y el Apoyo a los Grupos de Autoayuda.

Portal de información sobre COVID persistente

En el sitio de información sobre COVID persistente del Centro Federal de Educación Sanitaria (BZgA) se ofrece información sobre el estado actual de los conocimientos sobre la COVID persistente. Allí encuentra también lugares de contacto para obtener más información y ofertas de ayuda.